
Una amistad especial, recordando a unas queridas mascotas
No he visto una amistad especial como la que tenían mi gata Ceniza y Box Ní, el cachorro de mi hermano.
Box (se pronuncia “bosh”) Ní (nariz negra, en maya) llegó muy pequeñito. Se lo regalaron a mi hermano. Su color ámbar contrastaba con una gran mancha negra en su espalda. Era de patas cortas, cocteleras, como bromeaba mi mamá.
Box Ní
Su carácter era noble, muy tierno y juguetón. ¡Corría rapidísimo alrededor del patio! Curiosamente, su mandíbula inferior estaba hacia afuera, dándole un aspecto como la de un bulldog, y lo hacía ver un poco más feroz de lo que realmente era.
Ceniza
Un buen día, llegó Ceniza. Una gatita en su mayoría blanca, con manchas grises. Conforme fue pasando el tiempo fue engordando y su collar rojo la hacía parecer como un pino de bolos. “La gata pino”, le decíamos.
Ceniza platicaba contigo. Pedía entrar y salir con maullidos cortos. Giraba sobre su espalda y coqueteaba de lejos.
Se hizo muy amiga de Box Ní.
Jugaban, comían y dormían juntos. Ceniza pasaba mucho tiempo en el patio sin irse más lejos que la barda. Box la observaba desde abajo y se ponía muy contento al verla regresar. La recibía a olfatos y lengüetazos.
Era tanto el cariño que desde el día que Box murió Ceniza nunca volvió a ser la misma. Como es normal, los primeros días, todos en la casa nos la pasábamos llorando.
Mientras tanto, Ceniza se colocaba sobre la tumba del perrito. Nos partía el corazón verla sentada en la tierra recién removida. Muchas veces maullaba lastimosamente, llamando a Box.

Amistad especial e irrepetible
Así pasó muchos meses. Debido a su tristeza, mi hermano pensó en traerle otro amigo. Llegó otro perrito, pero no lo quiso igual, a pesar de los esfuerzos del cachorro.
Ceniza nos dejó en Diciembre de 2017, varios años después de la partida de Box. Quiero pensar que están en el cielo, durmiendo y comiendo a su antojo. Girando y “siendo suaves”.
Siempre los extrañamos, con el corazón roto por su ausencia y por el recuerdo de esos días en los que Ceniza no paraba de llorar. La amistad tan especial que compartían nos dejó marcados y estoy segura que nos ha hecho valorar aún más a nuestros seres queridos, sean humanos o no.
Esta ilustración es un pequeño homenaje de Día de Muertos a estos dos chaparritos. Hoy celebramos toda la alegría que nos dieron. Los recordamos siempre.